Las máscaras de gas y overoles utilizados en el club Tresor. La renovación continuó hasta la noche de apertura.
De muchas formas, fue mera coincidencia. Cuando el Muro de Berlín cayó en 1989, ya existía la música de Detroit – futurista, industrial, y energética – ese fue el soundtrack ideal para una nueva era. El techno reunió al este y al oeste antes de que lo hiciera la reunificación, ya que la gente de cualquiera de los dos lados construyó una nueva escena en conjunto con las ruinas de la separación. Con una abundancia de espacios desiertos tan repentinamente disponibles, la ex-tierra de nadie fue transformada en el paraíso de los ravers. Los nuevos clubes surgieron en los lugares más inverosímiles: la bóveda de una antigua agencia de viajes, una estación de transformadores en el lado opuesto a al Ministerio Aviación del Reich y una fábrica de jabón decomisada. Fue una escena en la cual los edificios mismos, antes que los DJs, se convirtieron en estrellas.
Durante más de una década, luego del nacimiento del techno de Berlín, los periodistas Felix Denk y Sven von Thülen realizaron cerca de 150 entrevistas con los pioneros de la escena. Como lo explicó Denk cuando hablamos la semana pasada, la estructura del libro – una historia oral contada desde la perspectiva de los DJs, propietarios de los clubes, productores musicales, cadeneros y los escenosos – fue inspirada por el espíritu igualitario de la escena misma. Durante un breve periodo, la gente dividida por género, raza, sexualidad y orientación política fueron unidas por su dedicación compartida hacia el techno – una propiedad compartida reconocida en el título del libro, Der Klang der Familie (en español: El sonido de la familia). En vista a la publicación de la esperada traducción del libro al inglés, le pregunté a Denk con respecto a la relevancia de este momento en la historia de la música dance.
El libro será publicado en el aniversario de la caída del Muro. ¿Qué tan importante fue ese evento para la historia del techno de Berlín?
La música dance sólo se volvió popular luego de la caída del Muro. Antes, Berlín era una ciudad principalmente rockera, pero tenía una escena avant-garde bastante fuerte. Pero luego de que cayera el Muro, muchos espacios se encontraron repentinamente disponibles para las fiestas, pero eso también trajo consigo el entusiasmo de muchos chicos del este. Los chicos de la Alemania Oriental estaban impulsando un sonido mucho más duro. No querían vocales ni pianos. También eran ellos los que buscaban nuevas locaciones: estaciones eléctricas, bunkers, hangares, estaciones subterráneas. Debió haber sido liberador bailar en lugares donde anteriormente te hubieran disparado por allanamiento.
¿Así que el techno ya había unido a Berlín antes de la reunificación?
Bueno, uno de los aspectos más interesantes de Tresor era el hecho de que atraía a mucha gente. Era manejado por gente del Este y Oeste de Berlín, lo cual es un poco inusual de alguna forma. Una vez que el muro cayó, todos estaban felices, pero pronto la gente se dio cuenta de que aún había conflictos entre los alemanes del este y el oeste. En la escena rave, era mucho más fácil porque todos estaban emocionados por la música nueva, por el nuevo movimiento, por las nuevas posibilidades, por las fiestas. Era un riesgo compartido entre el este y el oeste, y mientras que las relaciones no eran siempre armoniosas, había mucho menor fricción que en el resto de la sociedad en general. Era un proyecto en términos iguales.
Uno de tus entrevistados tiene una línea memorable acerca de que las locaciones son las verdaderas estrellas de la escena. ¿Dirías que el techno de Berlín se trató tanto acerca de la arquitectura como de la música?
Sí, ese es un punto interesante. Un ejemplo, es que – bueno al menos la gente de Berlín parecía creer que – un lugar como Tresor debió haber trazado el camino en el que Underground Resistance pensó su música de alguna forma. Todo cuadraba perfectamente: ese sonido nuevo y áspero en una cámara subterránea con pisos y muros de concreto – tiene una acústica y un sentimiento muy específicos. Y cuando escuchas esos discos publicados por UR en el 91/92, que fueron producidos luego de su primera presentación en Tresor, su sonido parecía haberse vuelto más duro. Podría no ser cierto, pero la gente en Berlín sentía que su sonido había sido transformado por esa experiencia.
Una tendencia que me sorprendió mientras leía el libro fue que ¿la comunidad gay parecía catalizar la escena hasta cierto punto? Lo cual tiene un cierto paralelismo con los orígenes del house en Chicago.
La escena gay fue muy importante, especialmente en el club UFO. Es difícil decir específicamente por qué, aunque de forma más general las discotecas y clubes nocturnos han sido un lugar seguro para los gays, un lugar donde se pueden reunir. Creo que la comunidad gay también tuvo la tendencia a ser una generación mayor, con una mayor estabilidad financiera, más conexiones, más experiencia y tal vez había viajado más. Lo que nos pareció tan interesante acerca de estos primeros años fue la increíble y extraña mezcla de personas. Podías tener una audiencia muy gay mezclada con hooligans del fútbol (y muchos de ellos surgieron en esta época).
Muchas de las mujeres entrevistadas en el libro también recuerdan que los primeros clubes de techno fueron un espacio liberador para ellas, porque no experimentaban el acoso sexual que es endémico de otras escenas. ¿Por qué crees que eso haya ocurrido y hay algo que podríamos aprender del pasado?
Sí, muchas mujeres con las que hablamos dijeron eso. Tal vez tuvo mucho que ver con la cultura, antes de que el techno apareciera, no se bailaba mucho los fines de semana, no había una cultura del club. Así que el baile en sí mismo era algo nuevo. Si ves esos primeros raves, también tenían algo muy inocente: todos estaban vestidos de forma colorida e infantil. Había una cultura distinta, la gente se comportaba de forma distinta: la gente no iba a los clubes para ligar. Aunque, eso no quiere decir que no hubiera ocurrido mucho sexo. Pero la música era diferente, las drogas eran diferentes – todos estaban muy ocupados consumiendo éxtasis.
Robert Hood comenta en el libro que Berlín transformó al techno de un “sonido electrónico de fantasía” a un sonido más “realista”.¿Cómo percibes la relación de la escena con la política?
Esa es siempre una pregunta complicada. Mucha gente dice que fue liberadora pero no necesariamente política. Durante los 80s, hubo un debate constante acerca de las pequeñas diferencias en el pensamiento político izquierdista, así que la música ofreció una liberación de ese punto muerto. Se trataba menos acerca de la cabeza y más acerca del estómago como decimos en Alemania – se trata más acerca del corazón, diría.
Por el otro lado, algunas personas podrían discutir que lo que hizo la escena fue algo político a pesar del hecho de que los de la escena a menudo dicen lo contrario. Por ejemplo, a la gente no le importaba la obtención de los derechos de propiedad (y podrían haber ganado mucho dinero por la compra de los edificios) o incluso manejando los clubes para obtener ganancias. No dejaron que la industria musical interfiriera con lo que estaban haciendo tampoco, así que había un fuerte sentido de autonomía si querías emitir cualquier declaración política. Pero principalmente en los primeros años, la política no era tan importante. Se trataba más acerca de algo liberador que se encontraba por encima de ese nivel.
Supongo, que al igual que la escena rave de Reino Unido, incluso si no hubiera un manifiesto político explícito, eso no significa que no fuera una forma de hacer política. Desde el punto de vista actual, esa actitud hacia la propiedad es peculiarmente radical
Sí, especialmente cuando piensas en cuánto han subido los alquileres en Berlín a últimas fechas. Alguien incluso nos dijo, no puedo recordar quién, que ni siquiera tenían la idea de comprar aquellos edificios en ese entonces. Ellos simplemente querían usarlos, no pensaron como un desarrollador o un empresario. Hay algo de radical en eso.
¿Podría surgir una escena musical como el techno del Berlín de hoy en día?
Es un mundo completamente distinto hoy en día y el libro ni siquiera está basado en eventos que ocurrieron hace tanto. En ese entonces, los clubes eran efímeros, en la actualidad duran mucho tiempo – pienso en el Berghain que ha estado abierto durante 10 años. Berlín en general ha cambiado muchísimo; el distrito central está lleno de tiendas de diseñador y se ha convertido en el área más cara. Es el viejo cuento, pero la gente que comenzó con la escena fue eventualmente excluida de ella.
El techno de Berlín es algo que no podría ocurrir de nuevo y de alguna forma no querrías que así fuera. Es bueno que no sea 1992, no puedes preservar el pasado por siempre, necesitas moverte hacia delante.
Der Klang der Familie saldrá a la venta el 9 de noviembre
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