Cómo Sobrevivir Al Bajón Después De Un Festival

La peor parte viene el lunes en la tarde, cuando regresas de recorrer los campos abiertos de un festival y llegas a tu departamento catastrófico con ese olorcito raro y dos focos de los cuales uno está fundido. Pronto aparece el miedo, el odio a uno mismo y la melancolía. Y es probable que dispares muchas cosas raras por tu ano.

Es fácil que esto te agarre por sorpresa. Nadie lo vería venir. Mientras corres a toda velocidad entre el set de St. Vincent y un tour culinario por los food trucks, aunque la fatiga sea un concepto inventado y el electronic-dub sea un género escuchable, es fácil sentirse invencible en un festival. Pero estos descubrimientos de ligereza sólo son pasajeros. No importa si estás hasta la madre de drogas o de vida, ese sentimiento de invencibilidad se disuelve en el segundo en que regresas a una realidad que involucra el transporte publico, La Rosa de Guadalupe y la zona inmutable de desastre que es tu vida actual.

Porque la pálida nos pasa a todos, pensamos en extender una mano amiga. Claro, no somos un centro profesional de la salud armado de información medicamente aprobada, panfletos y una selección de estampitas de Barney, pero sí hemos ido a muchos festivales, hemos ingerido tanto jugo de naranja como se imaginan y aun así nos enfermamos después de un verano activo.

Entonces, con eso en mente, aquí una guía sobre cómo lidiar con un bajón de festival. Sigan nuestros consejos y continúen sintiéndose de la verga.

ANTES DE IRTE

La mayoría de las cosas en la vida pueden ser prevenidas, o por lo menos, retrasadas, si tomas medidas de precaución. Por ejemplo, engordar puede ser prevenido por evitar cualquier cosa que no sea una semilla de chía, y las conversaciones mañaneras no deseadas se pueden esquivar con memorizar las rutas de camión que compartes con los colegas del trabajo. Más o menos lo mismo sucede con la cruda. Algunas medidas de seguridad previas al festival por lo menos pueden intentar moderar la desilusión ante la vida que viene siempre como una menta inesperada después de la cena.

Esto debe empezar con tu cuarto. Regresar a un cuarto lleno de comida de microondas a medio acabar con una semana de antigüedad y unas ruinas de mierda que dan lástima, sólo van a transformar la expresión de tu autismo proverbial de una cara triste a El Grito de Munch. Entonces asegúrate de que tu cuarto esté limpio. No porque pasaste horas sacando todo del closet para encontrar tus calzones de concierto, sino porque, no importa lo que hayas experimentado en situaciones anteriores, dormir en una cama de pesados de Doritos y flema endurecida no es sano.

Abre las ventanas y orea bien ese cuarto. Compra, tal vez, uno de esas cosas con olorcito marica que venden en el súper. Cambia tus sábanas. Recoge las tazas que llevan semanas pudriéndose y cualquier tipo de receptáculo que haya empezado a comportarse como casero subarrendatario. Tal vez puedes acomodar tus pertenencias como objetos resplandecientes de arte organizacional. Como sea. Sólo asegúrate de hacer un ambiente que te haga sentirte como en casa a la hora de regresar deshecho a tu exilio autoimpuesto de miseria personal.

Una vez que domines tu cuarto, tienes que lidiar con tu trabajo. Ya sabes, ese lugar en el que desperdicias 300 al año en esclavitud cuando no estás tres pastilla adentro de un sueño emocional que te conecta profundamente con la vocalista de Little Dragon. Ve y diles que no vas a llegar los próximos días. Nos queda claro y apreciamos mucho el hecho de que eso es más fácil en nuestro trabajo que en el tuyo, así que, si no quieres que tu jefe sepa que te vas a ir a pasar el fin de semana como estos tipos, mejor diles que vas a ir a cuidar a tu tía abuela a las afueras de la ciudad o algo.

Lo importante es que nadie te necesite en el trabajo a las 9:00 AM del lunes porque vas a ser incapaz de encender las funciones básicas del motor humano, muy lejos de intentar entender las formulas de Excel. Si tienes que decidir entre tomarte el martes libre para tener un día extra de recuperar tus vibras y pedir tu día libre el lunes, entonces pide el puto lunes.

Lo último que debes hacer es llenar tu congelador de todo tipo de cosas que fueron inventadas para sobrevivir la cruda. Esto significa que tienes que comprar jugo de naranja, coca light, helado de chocolate y cualquier tipode fruta que pueda ser molida dentro de un licuado porque, hay que ser realistas, vas a tener problemas para que esas muelas tengan el poder predatorio que tienen normalmente en un rato.

Una gotita de Rivotril no cae nada mal para dormir durante un día entero y no tener que lidiar con nada de esto. En caso de tener acceso a eso, sólo deja preparada una pequeña dosis junta un vasito de jugo de naranja y asegúrate de tener una cama calientita al alcance.

DURANTE EL FESTIVAL

Foto por Alex Patterson
Puedes vivir el momento más increíble de tu vida bailando en un festival. Jameando el pasito de la regadera, haciendo el del carrito de súper y tal vez los clásicos como el baile del perrito, enfrente de toda esa gente que no habías visto antes y que nunca vas a volver a ver. Pero a menos que recuerdes cuidar de ti mismo, bueno, seguro no te vas a morir, pero es muy probable que termines deseando que sí.
Foto por Jake Lewis

Aquí hay un consejo bastante sólido que me ayudó a hacer un poco menos intensos mus bajones emocionales:

El éxtasis obviamente es la droga de elección para festivales, pero no tiene ninguna lógica tragarte tres pastillas cada noche. Tu cuerpo eventualmente se va a quedar si serotonina, pero tu vas a estar puesto de todas formas. Para el sábado en la madrugada, sólo vas a ser un desastre de mandíbula trabada. Escoge dos noches para darte MDMA y el resto del tiempo mantente en las otras cosas.

Si no puedes dormir después de una gran noche, probablemente tengas que hacer algo para ayudarte con eso. Las dosis pueden ser peligrosas. No te pongas a auto medicarte como si estuvieras en medio de un divorcio.

Y luego, como usuario de drogas con fines recreativos que eres, recuerda todas esas cosas obvias e importantes como mantenerte hidratado, comer en algún punto del festival y dormir algunas horas.

 

LO DE DESPUÉS

Vas a pensar que todos estos preparativos son una tontería sin punto, pero cuando llegas a casa, después de estar en cinco días acabándote la serotonina del cuerpo, vas a agradecer todo el trabajo que hiciste de antemano. Felicidades – haz construido un pequeño santuario de endorfinas y agüita caliente que te va a sentir perfecto.
Lo primero que tienes que hacer es quitarte la pulserita. La gente que se las queda “para la memoria” son el tipo de tristones llenos de mocos que piensan que Secret Cinema es de lo más cool. Y cuando tratas de fajar con alguien y trae una cosa de esas en la mano, se acabó.
Foto por Jake Lewis
El siguiente paso, evidente, es bañarse. Métete a la cama y trata de dormirte lo más pronto posible. Aunque te recomendamos tener un doble par de pijamas porque, hay que enfrentarlo, vas a sudar toda la noche y va a terminar empapada.

No temas. El tipo ese con el que te besaste a las doce de la noche que no conocías y en realidad era un ratito no te va a venir a perseguir. Digo, si pasaste la noche en su tienda de campaña, vale la pena ir al doctor al día siguiente, pero si no, quédate fumándote unos cigarros, viendo los programas de televisión que ya sabes que sirven y come todo lo que quieras. No es tiempo de arriesgar.

Encuentra algo qué abrazar. Los amigos sirven, pero puedes también conseguirte una chinchilla porque son muy divertidas y se sienten deliciosas. Ahora, si no fuiste con tu novi@ – no dejes que venga de visita. No les va a importar cómo estás – ni lo cansada, ni lo que hiciste, ni nada.

 

fuente_noisey.vice.com/

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